Ayer fue uno de esos días de trabajo que compensa, con creces, los días que estoy en casa rascándome la panza.
Salí de casa a las 8.50 a.m para coger el bus en el centro e irme al laboratorio, a Beaumont, en Dublín 9. Me puse con mi trabajo que no terminé hasta las 12.30 p.m pasadas y de ahí, corre que te corre a coger otro bus para irme a UCD (Dublín 4).
Tenía cita en citometría a las 2.30 p.m pero quería llegar a eso de las 1.3o p.m para comer con Carlota, Jorge y Aran. Así que cogí el primer bus al centro. Craso error: dí más vueltas por Dublín 9 que un tonto, de hecho creo que visitamos todos y cada uno de los barrios. Como resultado tardé casi una hora en llegar al centro cuando, normalmente, lo hago en unos 30 minutos.
Iba cargada con una caja de porexpán, llena de hielo con unos botecitos con anticuerpos, a la que no le pude pegar la tapa porque no tenía como. Cada vez que soplaba un poco el viento (y soplaba) tapa a tomar por saco. Al final decidí llevarla bajo el sobaquillo. En la otra mano una bolsa llena de cosas y la mochila a la espalda. De esta guisa, en el bus, de pie porque se aproximaba mi parada llama mi chino y como buenamente puedo saco el teléfono del bolsillo del pantalón:
- ¿Yes..?
- Hi Ínes.
- Hi Wen.
- Is Wen here.
- (I know...)
Básicamente todos estos equilibrios en el bus para preguntarme donde estaba, si todo iba bien y si nos veíamos en UCD como habíamos acordado. Por supuesto, de la que salgo del bus llueve. Tengo paraguas en mochila pero no oreja con la qué sujetarlo así que... ¡a mojarse toca!
Cojo el bus en el centro a UCD. LLego tarde tardísimo a comer. Por suerte ellos siguen allí esperando por mi aunque, por supuesto, comidos. Engullo en 15 minutos un bocata...que no voy a calificar y me voy a citometría puntual como un clavo. Alfonso baja 10 minutos más tarde y Wen y Heidi....no aparecen así que nos ponemos manos a la obra.
Se supone que ayer era el día en que sabría si, entre el batiburrillo de células que tengo en el medio de cultivo, algunas de las vivas eran células madre que son, básicamente, las que me interesa crecer, lo que me indicaría que llevo dos meses trabajando por el buen camino. La cosa se alargó tanto que, en vez de a las 3.3o p.m como estaba previsto, salimos de allí a las 6.3o p.m y, lo peor, sin saber si son células madre o no. Nos quedamos en uno de esos "continuará..." tan molestos cuando estás enganchado a una serie. Parece que encontraron cosas interesantes (ellos dos estaban la mar de contentos y Wen no paraba de hablar de publicaciones, con mi nombre en la cabecera, dice para hacerme la pelota jajaja)...y digo parece porque después del gráfico 5 yo ya estaba que no sabía si iba o venía: preparando las muestras, siguiendo la explicación de Alfonso entre el ruido de las máquinas y oyendo las nuevas propuestas de Wen sobre mil genes que no conozco, mientras intentaba no congelarme porque la sala es refrigerada. Estaba en manga corta porque no quería manchar mi chaqueta con los fluorocromos con los que estaba trabajando y allí no tengo bata.
Al salir...vuelta a coger bus para el centro y cambio en el centro para coger bus para el laboratorio. El 27b (la línea "rápida") se va delante de mis narices y...¿adivinad? Sí, otra vez el 46a y vueltas por todas las calles de Dublín 9.
Termino en el laboratorio (ya no sé ni que hora era pero pasadas las 9.00 pm) y voy a la parada a coger el bus. Estoy esfamiá: llevo todo el día con un café y un bocata, así que me voy a una máquina de snacks y, tras comprobar el precio de la mini-bolsa de patatas fritas,¡2€!, hago de tripas corazón y decido sacarla: la bolsa se queda enganchada a pesar de zarandear la máquina y me quedo sin patatas y sin 2 euros. ¡Yipi!
Como dicen que Dios no castiga dos veces y, este día parecía divertirse conmigo, el bus que me llevó a casa fue el 27b y a las 9.50 pm, por fin, estoy llegando a casa y ni al día siguiente ni el fin de semana tengo que trabajar.
Salí de casa a las 8.50 a.m para coger el bus en el centro e irme al laboratorio, a Beaumont, en Dublín 9. Me puse con mi trabajo que no terminé hasta las 12.30 p.m pasadas y de ahí, corre que te corre a coger otro bus para irme a UCD (Dublín 4).
Tenía cita en citometría a las 2.30 p.m pero quería llegar a eso de las 1.3o p.m para comer con Carlota, Jorge y Aran. Así que cogí el primer bus al centro. Craso error: dí más vueltas por Dublín 9 que un tonto, de hecho creo que visitamos todos y cada uno de los barrios. Como resultado tardé casi una hora en llegar al centro cuando, normalmente, lo hago en unos 30 minutos.
Iba cargada con una caja de porexpán, llena de hielo con unos botecitos con anticuerpos, a la que no le pude pegar la tapa porque no tenía como. Cada vez que soplaba un poco el viento (y soplaba) tapa a tomar por saco. Al final decidí llevarla bajo el sobaquillo. En la otra mano una bolsa llena de cosas y la mochila a la espalda. De esta guisa, en el bus, de pie porque se aproximaba mi parada llama mi chino y como buenamente puedo saco el teléfono del bolsillo del pantalón:
- ¿Yes..?
- Hi Ínes.
- Hi Wen.
- Is Wen here.
- (I know...)
Básicamente todos estos equilibrios en el bus para preguntarme donde estaba, si todo iba bien y si nos veíamos en UCD como habíamos acordado. Por supuesto, de la que salgo del bus llueve. Tengo paraguas en mochila pero no oreja con la qué sujetarlo así que... ¡a mojarse toca!
Cojo el bus en el centro a UCD. LLego tarde tardísimo a comer. Por suerte ellos siguen allí esperando por mi aunque, por supuesto, comidos. Engullo en 15 minutos un bocata...que no voy a calificar y me voy a citometría puntual como un clavo. Alfonso baja 10 minutos más tarde y Wen y Heidi....no aparecen así que nos ponemos manos a la obra.
Se supone que ayer era el día en que sabría si, entre el batiburrillo de células que tengo en el medio de cultivo, algunas de las vivas eran células madre que son, básicamente, las que me interesa crecer, lo que me indicaría que llevo dos meses trabajando por el buen camino. La cosa se alargó tanto que, en vez de a las 3.3o p.m como estaba previsto, salimos de allí a las 6.3o p.m y, lo peor, sin saber si son células madre o no. Nos quedamos en uno de esos "continuará..." tan molestos cuando estás enganchado a una serie. Parece que encontraron cosas interesantes (ellos dos estaban la mar de contentos y Wen no paraba de hablar de publicaciones, con mi nombre en la cabecera, dice para hacerme la pelota jajaja)...y digo parece porque después del gráfico 5 yo ya estaba que no sabía si iba o venía: preparando las muestras, siguiendo la explicación de Alfonso entre el ruido de las máquinas y oyendo las nuevas propuestas de Wen sobre mil genes que no conozco, mientras intentaba no congelarme porque la sala es refrigerada. Estaba en manga corta porque no quería manchar mi chaqueta con los fluorocromos con los que estaba trabajando y allí no tengo bata.
Al salir...vuelta a coger bus para el centro y cambio en el centro para coger bus para el laboratorio. El 27b (la línea "rápida") se va delante de mis narices y...¿adivinad? Sí, otra vez el 46a y vueltas por todas las calles de Dublín 9.
Termino en el laboratorio (ya no sé ni que hora era pero pasadas las 9.00 pm) y voy a la parada a coger el bus. Estoy esfamiá: llevo todo el día con un café y un bocata, así que me voy a una máquina de snacks y, tras comprobar el precio de la mini-bolsa de patatas fritas,¡2€!, hago de tripas corazón y decido sacarla: la bolsa se queda enganchada a pesar de zarandear la máquina y me quedo sin patatas y sin 2 euros. ¡Yipi!
Como dicen que Dios no castiga dos veces y, este día parecía divertirse conmigo, el bus que me llevó a casa fue el 27b y a las 9.50 pm, por fin, estoy llegando a casa y ni al día siguiente ni el fin de semana tengo que trabajar.
1 comentario:
¡Buf! Ese día vale por lo menos por tres :-)
Disfruta del fin de semana, que ya está aquí.
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